Había un vez un lobo deambulando sin rumbo en un bosque olvidado por los demás animales, era un bosque que solía ser concurrido, estaba lleno de vida y las aventuras aparecían por doquier, habitado tanto por otros animales, así como por seres místicos y alguno que otro humano que terminaba perdido ahí, una vez llegó a esas tierras un hombre que había perdido la memoria, estaba cubierto de cicatrices y su ropas desgarradas, como si hubiera sido atacado por alguna bestia salvaje, pero logró sobrevivir, andaba desnutrido, desubicado y no aguanto más y cayó rendido al suelo cerca de un lago.
Cerca había una sirenas que al verlo les llamó la atención, trataron de despertarlo tirándole agua pero este no reaccionaba, por lo q le pidieron ayuda a los animales de la zona, y los únicos que se atrevieron a auxiliarlo fueron unos lobos, los demás le temían pues los humanos tenían la fama de ser codiciosos, destructivos y muchas veces cazaban por diversión o recompensa a las criaturas que habitaban ahí, el rumor de que un hombre se encontraba en su bosque se esparció como la brisa, y algunos ya discutían sobre su futuro, muchos sentían que lo mejor era dejarlo morir, su condición parecía que era lo más seguro y apropiado para todos, muy pocos abogaron por tratar de salvarlo, hasta que una loba decidió llevarle unos trapos viejos de restos de otros humanos y se los puso encima por el frío de la noche.
La debilidad de aquel hombre era tan, que pasaron varias noches hasta que medio recobró la conciencia, en esos días, otros lobos le habían dejando unas frutas por si le despertaba para q se alimentará, parecía que tenía fiebre porque mientras dormía, a veces decía cosas incoherentes, pueden que hayan sido recuerdos perdidos, pero algunos de esos delirios despertaron el interés de algunas de las criaturas que lo vigilaban, unas con temor, otras por compasión.
Llegó la noche al bosque y era la víspera de la luna llena, por lo que los lobos del bosque se reunían para aullarle en manada, y esos cánticos lograron despertar finalmente aquel hombre que tras su debilidad y desorientación, trato de levantarse pero cayó de repente encima de las frutas que le habían dejando las criaturas, al verlas, atacado por el hambre comió un poco mientras con la mirada exploraba los alrededores, algunas criaturas salieron despavoridas, otros fijaron su mirada en él como cual presa de cazador, la reacción de aquel hombre asombro pues dentro de su debilidad, hizo un gesto de reverencia y agradecimiento y a pesar de su hambre, dejo la mitad de lo que encontró y dijo: "Quien haya dejado estas frutas se ha ganado mi gratitud, no recuerdo como llegue acá y mucho menos que me pasó o quien soy, sólo siento que no debieron haber ayudado, algo me hace sentir culpable y siento que la muerte debió ser mi destino, no tengo fuerzas para defenderme, así que Di me consideran amenaza, hagan lo que deban hacer..." El hombre trato de levantarse y se dirigió hacia el lago, pero llegando cayó al suelo, y se arrastró hasta llegar a el para poder tomar un poco de agua, estiró lo brazos hasta poder sumergir sus manos y tomar unas cuantas veces, se lavó el rostro y se dio media vuelta hasta quedar boca arriba viendo a la luna y dijo... "Si bien no recuerdo nada y siento que merezco la muerte, creo que acá al menos sería un gran lugar para esperar el abrazo de la muerte y su frío beso, poder ver la luna llena una última vez me da paz, si al amanecer sigo con vida, prometo alejarme y no me verán más por acá, pero si es el tiempo de mis últimos suspiros, hagan con mi cuerpo lo que deseen..."
Tras escuchar las palabras del hombre, una de las sirenas se asoma y se le acerca lentamente, aún cuando las otras trataron de detenerla, el hombre parecía que volvería a perder la conciencia pronto y así fue, pero la sirena se le acercó y pudo ver como este le sonreía y antes de perder el sentido dijo "nunca pensé que la muerte fuera ser alguien tan bella..." y volvió a quedar inconsciente, la loba que se le había acercado antes lo hizo nuevamente y le dijo a la sirena... "con tu suspiro podrías darle algo de fuerza, sus palabras me intrigaron y me gustaría saber más de él..." A lo que la sirena contesta: "parece un guerrero, pero sus palabras dan una sensación de culpabilidad, pero a la vez algo de decencia, mientras dormía también decía cosas que me llamaron la atención y realmente no siento que sea una amenaza..."
En eso desde el centro del lago, un rato es reflejado desde la luna y se dirigió hasta la sirena que se le acercó, como una señal de aprobación divina de ella y la loba le dijo: "La luna te da la razón, con un suspiro podrías darle suficiente fuerza vital para ver que más tiene que decir, está desarmado y no tendría fuerza aún para atacar si ese fuera su plan, además, la luna parece que también tiene interés en él..."
"Muy bien, lo haré..." dijo la sirena y se le acercó hasta con un soplo casi tocando los labios le concedió fuerza suficiente para que retomará la conciencia... El hombre de golpe recobró la conciencia mientras vio a la loba y a la sirena muy cerca de él, más no se asustó, trato de respirar mientras sintió un escalofrío recorrerle el cuerpo...
La loba lo miro a lo ojos y aulló, el hombre se le quedó viendo y dijo... "Sueño o realidad, no se bien que este pasando, pero miedo no tengo y si estoy muerto jamás pensé ver tan de cerca a una gran loba, y mucho menos sentir los labios de una sirena..."
La loba se quedó viendo fijamente hacia ambos mientras la luna empezó a cubrir con su luz aquel hombre, que se sentó cerca del lago a contemplar el reflejo de la luna, como si en el pudiera ver algún tipo de visión o recuerdo y guardo silencio....
La loba se le acercó y se sentó junto a el, las demás criaturas que presenciaban desde lo largo se asombraron de lo que pasaba y poco a poco se fueron acercando igual, mientras el hombre que parecía en trance dejo escapar unas lágrimas de sus ojos tras perderse en el reflejo del lago... y la loba aulló junto a el pues logró sentir su dolor.
La sirena también se sintió conmovida y unas lágrimas también dejo derramar en aquel lago, y tras el silencio del hombre, este lo rompió con un aullido tal cual lobo ahogado en tristeza y desolación sorprendiendo a las demás criaturas, a lo que la loba le susurra en su oído: "ya que no tienen memoria y nombre, pero la luna te ha tocado el alma con su luz, te llamaremos Lobo y no serás considerado una amenaza para nuestro bosque" El hombre tras escuchar a la loba, la abrazo y se volvió acostar viendo a la luna mientras trataba de descansar, mirando la luna y mientras sentía esa paz y serenidad que sentía hace mucho no tenía, aún sin poder recordar su pasado.
La sirena le dice al Lobo, mientras estabas dormido solías decir cosas, y una de las que más repetías era la gitana de ojos claros, y cuando lo decías, a veces sonreias, otras te ponías triste, se que no recuerdas nada pero tal vez eso te sirva para recordar algo, al escuchar eso, un destello borroso se apoderó de su memoria con las imágenes de una mujer de cabellera roja con rizos, ojos claros y con una lágrima y una sonrisa fue la reacción provocada justo cuando alzó la mirada al ver a la luna, y abrazo fuertemente a la loba.
El Lobo tuvo su primer recuerdo, era un rostro, el de alguien que al hacerlo, hizo que le provocara un sangrado de una cicatriz que tenía en el corazón.
El silencio fue lo único que acompañaba a la noche mientras la luna se fue ocultando con la llegada del amanecer, el Lobo empezó a tener emociones encontradas tras ese recuerdo, hasta que nuevamente quedó dormido cerca del lago, mientras una brisa y tenue rocío se convirtieron en su cobija.
Cuando el hombre despertó de día, vio que estaba sólo, el lago se había secado, la vegetación estaba muerta, no podía ver o escuchar ningún animal o alguna criatura mística como en la noche, revisó su cuerpo y estaba lleno de cicatrices y tenía una gran debilidad.
Sin embargo, tenía conciencia de lo que vivió en la noche, y recordaba aque rostro de la Gitana, más no su nombre, sabía que ella estaba relacionada con él y su pasado, y que algo en su interior no dejaba que ese recuerdo se desvaneciera como lo hizo todo su pasado. El hombre logró ponerse de pie y empezó a caminar por ese bosque muerto, tratando de encontrar algo o alguien, hasta empezó a cuestionarse si había sido un sueño o inclusive algún recuerdo, ya que se le hacía familiar ciertas locaciones conforme avanzaba en su andar por el bosque.
La luz se empezaba a extinguir con cada paso dado, el cansancio lo seguía de cerca hasta que vio un árbol con un poco de vegetación y decidió arrecostarse en el un rato mientras su mente seguía luchando entre parchones y algunas emociones que de pronto le invadian. Alzó su mirada al cielo una vez el sol de oculto y sólo alcanzó a ver umás cuantas estrellas y nubes en el cielo, buscaba la luna pero no la encontraba, parecía ocultarse de él, y le extrañaba ya que la noche anterior la vio llena de brilló, resplandeciente en el ocaso, siendo el centro de atención de aquel manto estelar.
El silencio siguió inundando el bosque a su alrededor, sentía conforme la noche avanzaba, el impulso por aullar como un lobo que llama desesperado a la luna por su brillo, más ella no aparecía, volvió a sentir esa inmensa soledad, esa sensación que estaba sólo en un mundo vacío de vida, y con ese sentir el sueño lo alcanzó.
Un aullido y un grito de una mujer a lo largo lo despertó de golpe, y al hacerlo, vio nuevamente vida en el bosque, los árboles hacían gala de los colores en sus hojas, unas verdes, otras entre amarillas y naranja, y un camino de hojas secas frente suyo. Decidió levantarse y caminar sobre el, en especial cuando justo en esa dirección provino aquel aullido y grito.